viernes, 4 de diciembre de 2009

Mitsubishi Outlander



El SUV japonés se encuentra ahora mejor preparado para hacer frente a la dura competencia. Mantiene sus medidas, mejora su diseño exterior e interior y enriquece la oferta mecánica con un motor 2.2 DI-D de 156 CV y una caja de cambios de doble embrague y seis relaciones.

Los SUV de tamaño medio son una buena alternativa a los familiares y monovolumen, con la ventaja de que se pueden hacer salidas al campo por pistas sencillas. En este terreno es donde se mueve el Mitsubishi Outlander, un vehículo del que se han vendido 330.000 unidades desde su lanzamiento en 2005 –a España llegó en 2007-, y que ahora recibe un profundo lavado de cara.

De esta misma plataforma han salido otros dos vehículos del grupo PSA, el Citroën C-Crosser y el Peugeot 4007, con idéntica arquitectura, algunas mecánicas comunes y con un frontal diferenciador para cada uno de ellos. En el caso de Mitsubishi ha sido un acierto, pues ha permitido atraer un 82% de nuevos clientes a la marca, y se ha convertido en un modelo muy demandado por las familias con hijos por su versatilidad y gran capacidad de carga.

En el diseño exterior se ha buscado acentuar la deportividad, y para ello el equipo de diseño recurre a la

parrilla Jet Fighter tomada de los aviones de combate Mitsubishi F2, tal como lo hacen el Lancer y el Colt, además de montar nuevos grupos ópticos delanteros con faros de xenón, faros antiniebla con bordes cromados, intermitentes LED integrados en los retrovisores y un capó con un nuevo diseño.

Por lo que respecta al interior, el objetivo ha sido mejorar la calidad a base de materiales acolchados en paneles de puertas y salpicadero, con un hilo plateado que remata las costuras. En el cuadro de instrumentos hay una pantalla LCD de 3,5” situada entre los dos relojes principales donde aparecen todos los datos del ordenador, y se han introducido detalles cromados en las salidas de aire.



Otra novedad desde el punto de vista mecánico es la introducción de un nuevo motor gasolina 2.0 MIVEC de 147 CV que va asociado a un sistema de tracción delantera, situándose como el modelo de acceso a la gama por 25.400 euros en acabado Challenge. Es un motor compacto y ligero que con la aplicación de la tecnología MIVEC de control electrónico de alzado variable de válvulas para los trenes de admisión y escape logra un par máximo de 199 Nm y un consumo muy brillante, pues gasta 8 litros de media y sus emisiones de CO2 se limitan a 189 g/km.

En diésel se mantiene el 2.0 DI-D de 140 CV, un par de 310 Nm a 1.750 rpm y unas emisiones de CO2 de 180 g/km –por 30.450 euros- y se incorpora el motor 2.2 DI-D de 156 CV que tiene un par de 380 Nm a 2.000 rpm con sistema Common-Rail, filtro de partículas y turbo de geometría variable, en dos niveles de equipamiento –desde 33.950 a 37.450 euros- y la posibilidad de montar la nueva caja automática de doble embrague TC-SST.

Es una transmisión similar a la que monta el Lancer Evo, que elimina las funciones más radicales y se adapta al funcionamiento de la mecánica diésel 2.2 DI-D, que cuenta con un par motor muy elevado. La caja TC-SST de seis velocidades cuenta con dos embragues que realizan los cambios de marchas de una forma rápida y precisa, sin escalones, y su esquema de trabajo es como si tuviera dos cajas manuales de tres relaciones, una para las pares y otra las impares, en ejes separados. Los embragues son de tipo húmedo, y siempre está preseleccionada la relación que en función de la aceleración el sistema interpreta que se va a necesitar, de manera que las transiciones son muy rápidas y suaves.

Las medidas del Outlander no han variado -4,44 de largo, 1,80 de ancho y 1,72 de alto- y mantiene la


configuración de siete asientos repartidos en tres filas, la tercera escamoteable bajo el suelo del maletero, que es apta para que viajen sin agobios dos niños de tamaño medio. La capacidad del maletero es impresionante. Con las siete plazas abiertas sólo tiene 220 litros disponibles, pero si abatimos esas dos plazas la capacidad aumenta hasta 774 litros, y el máximo es de 1.691 litros al abatir los asientos de la segunda y tercera fila.
Las versiones con tracción a las cuatro ruedas llevan el sistema All Wheel Control, que permite seleccionar, mediante una rueda junto a la palanca del cambio el modo más apropiado. La posición 2WD es para circular por carreteras en buen estado con tracción delantera, con un mayor ahorro de combustible. El modo 4WD distribuye el par entre los dos ejes para mejorar la motricidad, y en 4WD LOOK se transfiere 1,5 veces más par al tren trasero para mejorar las prestaciones en terrenos resbaladizos.

La gama se estructura ahora en tres niveles de acabado. El Challange es el más básico, y viene asociado al motor gasolina de 147 CV, con un precio de 25.400 euros y al 2.0 DI-D, que sale por 30.450 euros. El acabado Motion es el intermedio, que está disponible con el motor 2.2 DI-D con caja manual por 33.950 euros y con la caja automática por 35.450 euros. El acabado Kaiteki se reserva al motor 2.2 DI-D con la transmisión TC-SST, y tiene un precio de 37.450 euros. Hasta final de diciembre toda la gama Outlander tiene un descuento de 3.000 euros.

En el equipamiento de serie se incluyen faros bixenon con luces adaptativas delanteras, ayuda de arranque en pendiente –en el 2.2 DI-D-, señalización de frenada de emergencia, apertura y arranque sin llave, bluetooth, equipo de sonido de 710 vatios, sensores de luz y lluvia, sistema inteligente de plegado de la segunda fila pulsando un botón y tercera fila de asientos independientes integrados bajo el maletero.

También pueden montarse como accesorios elementos como el sistema de navegación, cámara de visión trasera o sistema de entretenimiento con reproductor de DVD en el techo para las plazas traseras.



Fuente: Publico.es

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